COLABORACIÓN: DOS POEMAS DE MELISSA DEL MAR

DOS POEMAS DE

MELISSA DEL MAR

Hoy, como entonces

Enredadera de agua habitada por la espiral 

del Mar 

y la sombra, tierra fértil 

que es tu boca

donde la palabra vuelve a nacer. 

Nos soñamos planta

para entender las hablas 

que el pasto emana 

cuando lo escuchamos. 

Revientan de ti los tallos 

que consigo trae la alborada 

y nos unen a todas como tus hijas, 

hermanándonos a cada brote

bulbo, campo,   

semilla. 

Germinamos desde la raíz del tule

y entrenzamos ramajes

para sanar nuestras herencias

hierbas, heridas y,

hoy, como entonces, 

nombrarnos una

frente a la muerte que nos plaga.

Somos verbo fundacional

en tu lengua que es placenta. 

Aceite fecundo de arce emanas 

para darnos vida, viento

de tu vientre palabra.

Caminaremos senderos de abedul  

para llegar al umbral que nos habita  

y, así, embelesadas, 

plantar sus recuerdos 

y cubrirlos de musgo,

para evitar que

hoy, como entonces, 

los pisen todos. 

Nos reconocemos en tu lengualeche, 

que es también 

campiña, en donde,

pese a la muerte habitada en tus sustratos, 

sabremos cantar otras melodías

que no sean solo para 

acompañar a la tristeza. 

Agradezco al néctar que de tu mano escurre,

como líquenes de miel tibia, 

hilos de luz, 

pues, con ella nutres a la boca de piedra. 

Aminoras, espiga, en el trigal de tu verso

el desvarío de la vida que transcurre. Y,

hoy, como entonces, 

tus hebras nos tejen pasado, presente. 

Así, somos una en el polvo que nos recuerda, 

somos todas

sobre el comal que nos reinventa.

Y, si enterrar nuestras ramas pretenden, 

vaporserpiente saldrá de nuestros robles

para decir, nunca más en silencio, que 

hoy, como entonces, 

seguiremos brotando.  

Y, si quemarnos en hogueras buscan, 

arderemos en llamas que al cielo pinten,  

para recordarles que nuestro incendio no se apaga con agua y

hoy, como entonces, 

resistiremos. 

Y si a otra de nosotras arrancarla del suelo quieren, 

usaremos de lluvia al llanto de las muertas que nos han dejado, 

en camposantos sembraremos en su memoria jacarandas y

hoy, como entonces, 

cada vez más fuertes, 

volveremos a nacer.

Atardecer de Nahuales

Te veo

en Tonanxochilco

vientre que parió a nuestras hijas por nostalgia

en la lejanía del polvo que se levanta

como queriendo que te recuerde.

En donde se decoloran las hojas ahuehuete

ahí tu eco, que como marea se extiende hasta diluirse,

es un silencio de pecho rojo presagiando tu regreso nocturno.

El recuerdo de tu paso, que tantos ignoran

en una piedra enmascarillado, espera a que abracen su cerro llano,

canícula

en el ombligo que vio

al sol nacer.

 

Tierra agria,

  agrietada,

que a gritos exige ser reconocida,

como todas sus muertas que aún siguen sin nombre

entre jarillas y riscos,

que hoy reciben un título heredado

que todos saben otro, en donde

todavía estás. 

Te siento

en madera que se alza ya

en fumarolas que imitan a las almas errantes

de esta tierra que es de paso, las semillas que

secan rabia; en tus vísceras ya se van cocinando,

y entre el desierto que encuentro pirul,

te veo en sombras y transitas las raíces,

como te fuiste.

Cuauhxochitl, dulce enredado en tu pelo

conservado como las espinas que hoy quito de tu frente

verde llena de un fruto que se concibe rojo, protegido.

Y te desvaneces en sabores,

los de este monte oscuro al que coronaron con símbolos nonuestros,

en noches de cielo pilares de cal,

que te enchilan, te endulzan y te amargan.

Basta así para saberse viva,

saberse chile,

 saberse en lenguas tonales,

saberse lenguas otras,

saberse lenguasmadre,

saberse lenguas sin palabra

saberse pulque,                

saberse herida,

saberse todavía,

como tú.  

Te pruebo

tierra mística, huelo en tu piel curtida de vainilla y arena seca,

el desplome de sudor y aliento.

Porque creo en ti y en lo que tu boca,

que no será mía,

predica en hablas

que con el pasar del día se van desollando

del cuerpo para erguirse libres al caer.

Con tu mano que se extiende a la mía,

que siempre lo hizo,

para escuchar, 

para dar,

perfumas las horas en que intentan olvidarte,

y te metes,

dominas,

buscas,

danzas a la luna que pronto

se reflejará en lagos de sangre,

y encuentras, en el hedorincienso de flores muertas, 

como tus hermanas tristes, la fuerza para quedarte de pie,

como sigues todavía.

Te respiro

cuando de las rocas salen lágrimas y se oye ya un

canto de tambor que aúlla,

que te nombra, jadeante entre silbidos

y sé cada golpe, como marea, voz que regresa.

Cada temblor que vibra como el lomo de un agravio pronto a nacer, te llama.

Las hojas que cuando hablan saben a lluvia secreta

y que entre murmullos de añil tinte

construyen un canto que

solo se antoja a Mar,

hacen que el suelo bese al pie descalzo

que reza lenguas: solo en el viento se escriben.

 

Y ahora que te toco,

te siento recorrer caminos en mis manos,

sigues tu travesía pisando entre mesetas de agua salada,

un hogar que en silencio fluye

escurriendo hasta regresar a las cuevas a donde pertenecen,

en donde esperando a todas tus hijas,

que en el camino alguien más encontró,

estás todavía.

 

Te escucho 

y la tarde ya tiene los ojos de todas las madres

que ven nublado el día en el

que su pueblo atardece, que se olvida,

que se chamusca entre luces que ya no crecen,

que están ahí sin saber poner cara a los cuerpos rotos,

a los cuerpos tuyos y míos,

a los de todas,

penetrados hasta que se incendian

en los comales del yermo, y se disuelven.

 

Ellas,

a las que no puedo nombrar, porque ya no tienen rostro,

aguardan como Nahuales a que anochezca

para saludar a las que esperan,

a las que siguen buscando,

a las que, a pesar de saberlas

desaparecidas,

enterradas,

muertas, 

entre atardeceres

te siguen creyendo viva.

Porque todavía estás. 

SEMBLANZA:

Melissa del Mar

Es ganadora del Premio Mujer Tec (2021), en la categoría de Arte y Gestión Cultural ofrecido por el Centro de Reconocimiento de la Dignidad Humana del Tecnológico de Monterrey. 

Es titular de la Coordinación para el reconocimiento e impulso de los derechos de la mujer de la Fundación Internacional de Arte y Cultura, jefa de comunicación y difusión de Cardenal, Revista Literaria, columnista en Proyecto Ululayu, cofundadora del taller Todos los nombres que soy de escritura creativa feminista. 

Su trabajo está publicado en espacios como Buenos Aires Poetry, MásCultura de Librerías Gandhi, El Universal. Ha participado en TEDx, FIL del Zócalo, Primer Encuentro Nacional de Mujeres Poetas Jóvenes, entre otros. Forma parte de la antología Novísimas. Reunión de poetas mexicanas (1989-1999). Ha presentado su trabajo en México, Argentina, Bélgica, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Italia, España, Estados Unidos y Perú. 

Instagram: @poeta_del_mar_

Twitter: @MelissadelMar4

Facebook: Melissa del Mar

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